martes, 8 de agosto de 2017

¡CRISTO LA PIEDRA ANGULAR!

La autoridad de Jesús
23 Cuando vino al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a él mientras enseñaba,
y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿y quién te dio esta autoridad?
24 Respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os haré una pregunta, y si me la contestáis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas.
25 El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres?
Ellos entonces discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis?
26 Y si decimos, de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen a Juan por profeta.
27 Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. 
Y él también les dijo: Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.
Parábola de los dos hijos
28 Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo:
Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña.
 29 Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue.
30 Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue.
31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero.

 Jesús les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios.
32 Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, 
no le creísteis; 
pero los publicanos las rameras 
le creyeron; 

vosotros, viendo esto,
 no os arrepentisteis después para creerle.
Los labradores malvados
33 Oíd otra parábola:
Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la cercó de vallado, cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos.
34 Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores, para que recibiesen sus frutos.
35 Mas los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a otro apedrearon.
36 Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera.
37 Finalmente les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo.
38 Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad.
39 Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron.
40 Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?
41 Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo.
42 Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras:
La piedra que desecharon los edificadores,
    Ha venido a ser cabeza del ángulo.
    El Señor ha hecho esto,
    Y es cosa maravillosa a nuestros ojos? 
43 Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él.
44 el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará.
45 Y oyendo sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos, entendieron que hablaba de ellos.
46 Pero al buscar cómo echarle mano, temían al pueblo, porque éste le tenía por profeta.
(Enseñanzas del Señor Jesucristo a sus discípulos, registrado por el apóstol Mateo, capítulo 21, versículos del 23-46, Versión Reina-Valera 1960)