Parábola del fariseo y el publicano
9 A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros,
dijo también esta parábola:
dijo también esta parábola:
10 Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano.
11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano;
12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.
13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo,
sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.
sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.
14 Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.
(Las Buenas Nuevas de nuestro Señor Jesucristo, revelada a su iglesia a través del maravilloso Espíritu Santo
Lucas, capítulo 18, versículos del 9 al 14 Reina-Valera 1960)