En ti, oh Jehová,
he confiado;
no sea yo confundido jamás;
Líbrame en tu justicia.
2 Inclina a mí tu oído,
líbrame pronto;
Sé tú mi roca fuerte,
y fortaleza para salvarme.
4 Sácame de la red
que han
escondido para mí,
Pues tú eres mi refugio
5 En tu mano encomiendo mi espíritu;
Tú me has redimido, oh Jehová,
Dios de verdad.
6 Aborrezco a los que esperan
en
vanidades ilusorias;
Mas yo en Jehová,
he esperado.
7 Me
gozaré y alegraré en tu misericordia,
Porque
has visto mi aflicción;
Has
conocido mi alma en las angustias.
8 No me entregaste en mano del
enemigo;
Pusiste mis pies en
lugar espacioso.
9 Ten misericordia de mí,
oh Jehová,
porque estoy en angustia;
Se
han consumido de tristeza mis ojos,
mi alma también y mi cuerpo.
10 Porque mi vida se va gastando de
dolor,
y mis años de suspirar;
Se
agotan mis fuerzas
a causa de mi iniquidad,
y mis huesos se han consumido.
11 De todos mis enemigos
soy objeto
de oprobio,
Y de mis vecinos mucho más,
y el horror de mis conocidos;
Los
que me ven fuera huyen de mí.
12 He sido olvidado de su corazón
como un muerto;
He venido a ser como un vaso quebrado.
13 Porque oigo la calumnia de muchos;
El miedo me asalta por todas partes,
Mientras consultan juntos contra mí
E idean quitarme la vida.
14 Mas yo en ti confío, oh Jehová ;
Digo:
Tú eres mi Dios.
15 En tu mano están mis tiempos;
Líbrame de la mano de mis enemigos
y de mis perseguidores.
16 Haz resplandecer tu rostro
sobre
tu siervo;
Sálvame por tu misericordia.
17 No sea yo avergonzado,
oh Jehová,
ya que te he invocado;
Sean avergonzados los impíos,
estén mudos en el Seol.
18 Enmudezcan los labios mentirosos,
Que hablan contra el justo cosas duras
Con soberbia y menosprecio.
19 ¡Cuán grande es tu bondad,
que
has guardado para los que te temen,
Que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos
de los hombres!
20 En lo secreto de tu presencia
los
esconderás de la conspiración del hombre;
Los pondrás en un tabernáculo
a cubierto de contención de
lenguas.
21 Bendito sea Jehová,
Porque ha hecho maravillosa
su misericordia para conmigo
en
ciudad fortificada.
22 Decía yo en mi premura:
Cortado
soy de delante de tus ojos;
Pero tú oíste la voz de mis ruegos
cuando a ti clamaba.
23 Amad a Jehová,
todos vosotros sus
santos;
A los fieles guarda Jehová,
Y
paga abundantemente
al que procede con soberbia.
24 Esforzaos todos vosotros
los que
esperáis en Jehová,
Y tome aliento vuestro corazón.
Salmo 31:1-24
Reina-Valera 1960