1 Guárdame, oh Dios,
porque en ti he confiado.
2 Oh alma mía, dijiste a Jehová:
Tú eres mi Señor;
No
hay para mí bien fuera de ti.
3 Para los santos que están
en la tierra,
Y
para los íntegros, es toda mi complacencia.
4 Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a
otro dios.
No ofreceré yo sus libaciones de sangre,
Ni
en mis labios tomaré sus nombres.
5 Jehová es la porción de mi herencia
y de mi copa;
Tú
sustentas mi suerte.
6 Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos,
Y
es hermosa la heredad que me ha tocado
7 Bendeciré a Jehová que me aconseja;
Aun en las noches me enseña mi conciencia.
8 A Jehová he puesto siempre
delante de mí;
Porque está a mi diestra,
9 Se alegró por tanto mi corazón,
y se gozó mi alma;
Mi carne también reposará confiadamente;
10 Porque no dejarás mi alma en el Seol,
Ni permitirás que tu santo vea corrupción.
En tu presencia hay plenitud de gozo;
Delicias
a tu diestra para siempre.
Salmo 16:1-11
Reina-Valera 1960)