viernes, 12 de febrero de 2021

¡PIDIENDO A DIOS PROTECCIÓN CONTRA EL ENEMIGO! Salmo 35

 

Disputa, oh Jehová, con los que contra mí contienden;
    Pelea contra los que me combaten. 

Echa mano al escudo y al pavés,

Y levántate en mi ayuda.

Saca la lanza, cierra contra mis perseguidores;

Di a mi alma: Yo soy tu salvación.

Sean como el tamo delante del viento,

Y el ángel de Jehová los acose.

Sea su camino tenebroso y resbaladizo,
Y el ángel de
Jehová los persiga.

Porque sin causa escondieron para mí su red en un hoyo;
Sin causa cavaron hoyo para mi alma.


Véngale el quebrantamiento sin que lo sepa,

Y la red que él escondió lo prenda;
Con quebrantamiento caiga en ella.

Entonces mi alma se alegrará en Jehová;
Se regocijará en su salvación.

10 Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú,

Que libras al afligido del más fuerte que él,
Y al pobre y menesteroso del que le despoja?


11 Se levantan testigos malvados;

De lo que no sé me preguntan;

12 Me devuelven mal por bien,
Para afligir a mi alma.

13 Pero yo, cuando ellos enfermaron, 

 de cilicio;
Afligí con ayuno mi alma,
Y mi oración se volvía a mi seno.

14 Como por mi compañero, como por mi hermano andaba;
Como el que trae luto por madre, enlutado me humillaba.

15 Pero ellos se alegraron en mi adversidad, y se juntaron;
Se juntaron contra mí gentes despreciables, y yo no lo entendía;
Me despedazaban sin descanso;

16 Como lisonjeros, escarnecedores y truhanes,
Crujieron contra mí sus dientes.

17 Señor, ¿hasta cuándo verás esto?

Rescata mi alma de sus destrucciones, mi vida de los leones.

18 Te confesaré en grande congregación;
Te alabaré entre numeroso pueblo.

19 No se alegren de mí los que sin causa son mis enemigos,
Ni los que me aborrecen sin causa guiñen el ojo.

20 Porque no hablan paz;
Y contra los mansos de la tierra piensan palabras engañosas.

21 Ensancharon contra mí su boca;
Dijeron:
¡Ea, ea, nuestros ojos lo han visto!

22 Tú lo has visto, oh Jehová; no calles;
Señor, no te alejes de mí.

23 Muévete y despierta para hacerme justicia,

Dios mío y Señor mío, para defender mi causa.

24 Júzgame conforme a tu justicia, 

Jehová Dios mío,
Y no se alegren de mí.

25 No digan en su corazón: ¡Ea, alma nuestra!
No digan: ¡Le hemos devorado!

26 Sean avergonzados y confundidos a una los que de mi mal se alegran;
Vístanse de vergüenza y de confusión los que se engrandecen contra mí.

27 Canten y alégrense los que están a favor de mi justa causa,
Y digan siempre:
Sea exaltado Jehová,
Que ama la paz de su siervo.

28 Y mi lengua hablará de tu justicia
Y de tu alabanza todo el día.

( Libro de Los Salmos capítulo  35:1-28 Reina-Valera 1960)



¡"EL ÁNGEL DE JEHOVÁ 
ACAMPA 
ALREDEDOR DE LOS QUE LE TEMEN 
Y LOS DEFIENDE"!
Salmo 34:7
En este vídeo un testimonio real de este pasaje, en la vida del siervo Diego Ortiz y de la Iglesia del Rey de Reyes, en México: