sábado, 24 de julio de 2021

¡En Dios nos gloriaremos todo el tiempo! Salmo 44

 1 Oh Dios, con nuestros oídos 

hemos oído, nuestros padres 

nos han contado,

La obra que hiciste en sus días, 

en los tiempos antiguos.

Tú con tu mano echaste

 las naciones, y los plantaste a ellos;

Afligiste a los pueblos, 

y los arrojaste.

Porque no se apoderaron de la tierra 

por su espada,

Ni su brazo los libró;

Sino tu diestra, y tu brazo, 
y la luz de tu rostro,
Porque te complaciste en ellos.
Tú, oh Dios, eres mi rey;
Manda salvación a Jacob.

Por medio de ti sacudiremos a nuestros enemigos;
En tu nombre
 hollaremos 
a nuestros adversarios.

Porque no confiaré en mi arco,
Ni mi espada me salvará;
Pues tú nos has guardado de nuestros enemigos,
Y has avergonzado 
a los que nos aborrecían.
En Dios nos gloriaremos todo el tiempo,
Y para siempre 
alabaremos tu nombre. Selah
9 Pero nos has desechado, 
y nos has hecho avergonzar;
Y no sales con nuestros ejércitos.

10 

10 Nos hiciste retroceder 
delante del enemigo,
Y nos saquean para sí 
los que nos aborrecen.

11 

11 Nos entregas como ovejas 
al matadero,
Y nos has esparcido 
entre las naciones.
12 Has vendido a tu pueblo de balde;
No exigiste ningún precio.

13 

13 Nos pones por afrenta 
de nuestros vecinos,
Por escarnio y por burla 
de los que nos rodean.

14 

14 Nos pusiste por proverbio 
entre las naciones;
Todos al vernos menean la cabeza.

15 

15 Cada día mi vergüenza 
está delante de mí,
Y la confusión de mi rostro me cubre,

16 

16 Por la voz del que me vitupera y deshonra,
Por razón del enemigo y del vengativo.

17 

17 Todo esto nos ha venido, 
y no nos hemos olvidado de ti,
Y no hemos faltado a tu pacto.

18 

18 No se ha vuelto atrás nuestro corazón,
Ni se han apartado de tus caminos nuestros pasos,

19 

19 Para que nos quebrantases en el lugar de chacales,
Y nos cubrieses con sombra 
de muerte.

20 

20 Si nos hubiésemos olvidado del nombre de nuestro Dios,
O alzado nuestras manos 
a dios ajeno,

21 

21 ¿No demandaría Dios esto?
Porque él conoce 
los secretos del corazón.

22 

22 Pero por causa de ti 
nos matan cada día;
Somos contados como ovejas 
para el matadero.

23 

23 Despierta; 
¿por qué duermes, Señor?
Despierta, 
no te alejes para siempre.
24 ¿Por qué escondes tu rostro,
Y te olvidas de nuestra aflicción, 
y de la opresión nuestra?

25 

 25 Porque nuestra alma 
está agobiada hasta el polvo,
Y nuestro cuerpo está postrado hasta la tierra.
26

Libro de Los Salmos 44:1-26 Reina-Valera 1960