¡Ahora veo...ahora creo Señor!
Jesús en su inmensa compasión y amor abrió los ojos de un ciego de nacimiento, todos estaban conmocionados por este milagro tan evidente; no solamente abrió sus ojos físicos, sino también le quito la ceguera espiritual y pudo ver al Salvador:
Los fariseos interrogan al ciego sanado
13 Llevaron
ante los
fariseos al que había sido ciego.
14 Y
era día de reposo cuando Jesús había hecho el lodo, y le había abierto
los ojos.
15 Volvieron,
pues, a preguntarle también los fariseos cómo había recibido la vista. El les
dijo: Me puso
lodo sobre los ojos, y me lavé, y veo.
16 Entonces
algunos de los fariseos decían: Ese hombre no procede de Dios, porque
no guarda el día de reposo. Otros decían: ¿Cómo
puede un hombre pecador hacer estas señales? Y había disensión entre ellos.
17 Entonces
volvieron a decirle al ciego: ¿Qué dices tú del que te abrió los
ojos? Y él dijo: Que es profeta.
18 Pero
los judíos no creían que él había sido ciego, y que había recibido la vista,
hasta que llamaron a los padres del que había recibido la vista,
19 y
les preguntaron, diciendo: ¿Es éste vuestro hijo, el que
vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?
20 Sus
padres respondieron y les dijeron: Sabemos que éste es nuestro hijo, y
que nació ciego;
21 pero
cómo vea ahora, no lo sabemos; o quién le haya abierto los ojos, nosotros
tampoco lo sabemos; edad tiene, preguntadle a él; él hablará por sí mismo.
22 Esto
dijeron sus padres, porque tenían miedo de los judíos, por cuanto los judíos ya
habían acordado que si alguno confesase que Jesús era el Mesías, fuera
expulsado de la sinagoga.
23 Por
eso dijeron sus padres: Edad tiene, preguntadle a él.
24 Entonces
volvieron a llamar al hombre que había sido ciego, y le dijeron: Da
gloria a Dios; nosotros sabemos que ese hombre es pecador.
25 Entonces
él respondió y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora
veo.
26 Le
volvieron a decir: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los
ojos?
27 El
les respondió: Ya os lo he dicho, y no habéis querido oír; ¿por qué lo queréis oír otra
vez? ¿Queréis también vosotros haceros sus discípulos?
28 Y
le injuriaron, y dijeron: Tú eres su discípulo; pero nosotros,
discípulos de Moisés somos.
29 Nosotros
sabemos que Dios ha hablado a Moisés; pero respecto a ése, no sabemos de dónde
sea.
30 Respondió
el hombre, y les dijo: Pues esto es lo maravilloso, que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí
me abrió los ojos.
32 Desde
el principio no se ha oído decir que alguno abriese los ojos a uno que nació
ciego.
33 Si éste no viniera de Dios, nada
podría hacer.
34 Respondieron
y le dijeron: Tú naciste del todo en pecado, ¿y nos
enseñas a nosotros? Y le expulsaron.
Ceguera espiritual
35 Oyó
Jesús que le habían expulsado; y hallándole, le dijo: ¿Crees
tú en el Hijo de Dios?
36 Respondió
él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él?
37 Le
dijo Jesús: Pues le has visto, y el que habla
contigo, él es.
38 Y
él dijo: Creo, Señor; y le adoró.
39 Dijo
Jesús: Para juicio he venido yo a este mundo;
para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados.
40 Entonces
algunos de los fariseos que estaban con él, al oír esto, le dijeron: ¿Acaso
nosotros somos también ciegos?
41 Jesús
les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado;
mas ahora, porque decís: Vemos,
vuestro pecado permanece.