domingo, 16 de abril de 2017

¡COMO ME ENVIÓ EL PADRE, ASÍ TAMBIÉN YO OS ENVÍO!

Jesús se aparece a los discípulos
(Mt. 28.16-20; Mr. 16.14-18; Lc. 24.36-49)
19 Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: 
Paz a vosotros.
20 Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor.
21 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.
22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.
23 A quienes remitiereis (*) los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos.
Incredulidad de Tomás
24 Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino.
25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.
26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros.
27 Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
28 Entonces Tomás respondió y le dijo:
¡Señor mío, y Dios mío!
29 Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.
El propósito del libro
30 Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro.
31 Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.
(Evangelio del Señor Jesucristo, escrito por el apóstol Juan. Capítulo 20versículos del 19-31 Versión:  Reina-Valera  1960)
Notas:
(*) Remitir: "A quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados". Este hecho ocurre cuando usted y yo proclamamos el Evangelio de la gracia de Dios. Ése es el privilegio más glorioso que tenemos hoy, estimado oyente.

Tenemos una responsabilidad. Si no predicamos el Evangelio al mundo, sus pecados no serán perdonados. Creemos que hoy estamos cosechando las consecuencias por los años en que no hemos llevado el Evangelio al mundo, con la dedicación que debiéramos haberlo hecho. Hemos descuidado nuestra responsabilidad y el resultado es la violencia de las guerras y en todas las relaciones humanas. ¡Cuán diferente sería el mundo si los cristianos llevasen a cabo la proclamación del mensaje liberador del Evangelio con todas sus fuerzas y las posibilidades a su alcance! Nosotros tenemos lo único que traerá el perdón al mundo. Es el Evangelio de Jesucristo. Estimado oyente, si es usted cristiano, ¿qué está haciendo al respecto?" 

Fuente: Fragmento del estudio del versículo 23, del capítulo 20 del evangelio según San Juan www.escuelabíblica.com