“Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. Y abriendo su boca les enseñaba…”
El
juzgar a los demás
1 No juzguéis, para que no seáis juzgados.
2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.
3 ¿Y
por qué miras
la paja que está en el ojo de tu hermano,
y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?
4 ¿O
cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo?
5 ¡Hipócrita! saca
primero la
viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja
del ojo de tu hermano.
6 No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.
La
oración, y la regla de oro
7 Pedid,
y
se os dará;
buscad, y hallaréis;
llamad, y se os abrirá. (*)
8 Porque
todo aquel que pide,
recibe;
y el que busca,
halla;
y al que llama,
se le abrirá.
9 ¿Qué hombre hay de vosotros,
que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?
10 ¿O
si le pide un pescado, le dará una serpiente?
11 Pues
si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en
los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
12 Así
que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así
también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.
(Continuación de las enseñanzas del Señor Jesús a sus discípulos en el Sermón del Monte. Mateo, capítulo 7, versículos del 1-12 Versión: Reina-Valera 1960)
(*) Juan 7:7 "Pedid, y se os dará..."
La importancia de pedir con "Fe":
"El Señor Jesús me mostró, un sector de hermanos, "oraban tanto", pero venía un viento de oriente hacía oxidante, este les soplaba, y los desparramaba porque la oración no tenía fuerza. En ese momento el Señor me dijo: "Estos son los que oran con doble corazón y no sube su oración a mi altar"
Había otro sector de hermanos que oraban ¡con potencia, con firmeza y con autoridad
con FE !
con FE !
Esta oración subía como un rayo a la presencia de Dios, ¡Rompía los aires del mal!
Y en el momento que llegaba esta oración al Reino de Dios, PERFUMABA EL ALTAR DE DIOS. ¡PERFUMABA EL ATRIO DEL SEÑOR!
Y en ese momento el Señor me dijo:
¡ESTO ES LO QUE QUIERO QUE HAGAN!
("Revelación del Señor Jesucristo a su siervo Alex Isaac Cocca, de Bolivia, para la salvación de las almas y para la edificación de su santa Iglesia")