Jesús en el hogar de Simón el fariseo
36 Uno
de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado
en casa del fariseo, se sentó a la mesa.
37 Entonces
una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa
en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume;
38 y
estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus
pies,
y los enjugaba con sus cabellos;
y besaba sus pies, y los ungía con el perfume.
y los enjugaba con sus cabellos;
y besaba sus pies, y los ungía con el perfume.
39 Cuando
vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera
profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es
pecadora.
40 Entonces
respondiendo Jesús, le dijo: Simón,
una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro.
41 Un
acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro
cincuenta;
42 y
no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le
amará más?
43 Respondiendo
Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente
has juzgado.
44 Y
vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no
me diste agua para mis pies;
mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos.
mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos.
45 No
me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies.
46 No
ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies.
47 Por
lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho;
mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama.
mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama.
48 Y
a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados.
49 Y
los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí:
¿Quién es éste, que también perdona pecados?