1 Dijo también a sus discípulos: Había un hombre rico que tenía un mayordomo, y éste fue acusado ante él como disipador de sus bienes.
2 Entonces
le llamó, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de ti?
Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo.
3 Entonces
el mayordomo dijo para sí: ¿Qué haré? Porque
mi amo me quita la mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza.
4 Ya
sé lo que haré para que cuando se me quite de la
mayordomía, me reciban en sus casas.
5 Y
llamando a cada uno de los deudores de su amo, dijo al primero: ¿Cuánto
debes a mi amo?
6 Él
dijo: Cien
barriles de aceite. Y le dijo: Toma
tu cuenta, siéntate pronto, y escribe cincuenta.
7 Después
dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes? Y
él dijo: Cien medidas de trigo.
Él
le dijo: Toma tu cuenta, y escribe ochenta.
8 Y
alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente; porque los hijos de
este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz.
9 Y
yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas
injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas.
10 El
que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco
es injusto, también en lo más es injusto.
12 Y
si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?
13 Ningún
siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro,
o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las
riquezas.
14 Y
oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de
él.
15 Entonces
les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a
vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones;
porque lo que los hombres tienen por
sublime,
delante de Dios es
abominación.
(Las Buenas Nuevas de nuestro Señor Jesucristo, revelada a su iglesia a través del maravilloso Espíritu Santo
Notas:
Parabola del mayordomo infiel dirigida especialmente a sus discípulos (Lc 16:1) y cuya interpretación encierra una enseñanza profunda del Señor Jesús (fuente:caractercristiano.org):
"...Es sorprendente hallar al amo o Señor de la hacienda alabando al mayordomo infiel en el verso 8. Pero debemos observar que el amo no está alabando la deshonestidad del mayordomo, sino su sagacidad utilizada para prepararse un buen futuro cuando haya quedado sin empleo. El comentario de William McDonald dice al respecto “El mayordomo no recibió el encomio por su actuación tortuosa sino mas bien por su previsión. Había actuado con prudencia. Miraba hacia delante y hacía provisión para el futuro” La conducta del mayordomo es catalogada en este versículo como mala, pues se le da el apelativo de mayordomo malo. No hay ni un ápice de aprobación para su comportamiento. Lo que hizo fue malo y detestable. Ni el amo, ni Cristo, están aprobando su comportamiento. Lo que ellos desean resaltar es su asombro por la forma tan sagaz, inteligente y astuta cómo este mal mayordomo se asegura provisión para el futuro. Este mayordomo había aprovechado las relaciones con los demás hombres para obtener premios futuros. Su trato con ellos fue inteligente. Él buscó tener amigos en el futuro que le dieran premios por su amistad. Es por eso que Jesús termina afirmando en el verso 8 “porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de la luz”. Los hijos de este siglo, o literalmente en el griego original: Los hijos de este mundo, utilizan toda su astucia y pericia pecaminosa para conseguir sus deseos mundanos, mientras que los hijos de Dios somos descuidados en hacer provisión para obtener premios y recompensas en el estado eterno. Como dice William Hendriksen “Jesús no está diciendo que debamos tener la mente mundana o deshonesta. Está afirmando el hecho obvio de que en las cuestiones del mundo los mundanos con frecuencia muestran más sagacidad o astucia que la que los hijos de Dios muestran en los asuntos que afectan su salvación eterna.”
Parabola del mayordomo infiel dirigida especialmente a sus discípulos (Lc 16:1) y cuya interpretación encierra una enseñanza profunda del Señor Jesús (fuente:caractercristiano.org):
"...Es sorprendente hallar al amo o Señor de la hacienda alabando al mayordomo infiel en el verso 8. Pero debemos observar que el amo no está alabando la deshonestidad del mayordomo, sino su sagacidad utilizada para prepararse un buen futuro cuando haya quedado sin empleo. El comentario de William McDonald dice al respecto “El mayordomo no recibió el encomio por su actuación tortuosa sino mas bien por su previsión. Había actuado con prudencia. Miraba hacia delante y hacía provisión para el futuro” La conducta del mayordomo es catalogada en este versículo como mala, pues se le da el apelativo de mayordomo malo. No hay ni un ápice de aprobación para su comportamiento. Lo que hizo fue malo y detestable. Ni el amo, ni Cristo, están aprobando su comportamiento. Lo que ellos desean resaltar es su asombro por la forma tan sagaz, inteligente y astuta cómo este mal mayordomo se asegura provisión para el futuro. Este mayordomo había aprovechado las relaciones con los demás hombres para obtener premios futuros. Su trato con ellos fue inteligente. Él buscó tener amigos en el futuro que le dieran premios por su amistad. Es por eso que Jesús termina afirmando en el verso 8 “porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de la luz”. Los hijos de este siglo, o literalmente en el griego original: Los hijos de este mundo, utilizan toda su astucia y pericia pecaminosa para conseguir sus deseos mundanos, mientras que los hijos de Dios somos descuidados en hacer provisión para obtener premios y recompensas en el estado eterno. Como dice William Hendriksen “Jesús no está diciendo que debamos tener la mente mundana o deshonesta. Está afirmando el hecho obvio de que en las cuestiones del mundo los mundanos con frecuencia muestran más sagacidad o astucia que la que los hijos de Dios muestran en los asuntos que afectan su salvación eterna.”
Luego llegamos al
versículo más difícil de esta historia, el verso 9 en el cual Jesús dice a sus
discípulos: “Y yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas injustas,
para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas.”. Antes de
interpretar este pasaje debemos saber que el término usado por Jesús “riquezas
injustas” o “el mammón de la injusticia” significa literalmente “La riqueza
mundana”, es decir, el dinero y las posesiones materiales, o como dice el
comentario de Mattew Henry “El señor llama injustas a las riquezas materiales
porque, como dice Bliss, en muchos casos , su adquisición y su uso implican
tanta iniquidad que quien haya visto esto en sus más profundas honduras y en su
anchura sin límite, bien pudiera referirse a ello llamándolo riqueza de
maldad.”
Cuando Jesús dice
“ganad amigos por medio de las riquezas injustas", es decir, del dinero y los
bienes materiales, está dando a entender que debemos esforzarnos en utilizar
los recursos materiales y económicos que Dios nos ha permitido obtener en los
asuntos eternos de los demás, pero que al final, servirán para nuestro provecho
cuando hayamos dejado nuestro cargo de mayordomos en este mundo y pasemos a la
eternidad. William Hendriksen dice al respecto: “Jesús quiere que su pueblo
también mire al futuro y por medio de “el mammón de la injusticia” (el dinero)
apoye de tal manera todas las causas buenas y a la gente necesitada para que
cuando los dadores mueran, habrá una gran bienvenida para ellos. Aquellos
habitantes celestiales que, mientras aún estaban en la tierra, fueron
beneficiados por la bondad de estas personas generosas entonces estarán dando
la bienvenida a los que van llegando. Con mucha alegría los conducirán a sus
habitaciones celestiales.” Es evidente que Jesús no está hablando aquí de hacer
provisión para el futuro en esta tierra, pues, aunque debemos trabajar con gran
esfuerzo por proveer para nuestras necesidades físicas, es de mayor valor el
trabajar por las cosas eternas y espirituales. Si utilizamos los recursos
materiales que estamos administrando, pues en realidad no son nuestros sino que
vienen de Dios, para apoyar la causa del evangelio, entonces estaremos ganando
muchos amigos que en la eternidad nos acompañarán y recibirán con alegría en
las moradas eternas.
La aplicación que hace Jesús en los versos 10 al 13
contienen el mensaje central de esta historia “El que es fiel en lo muy poco,
también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo
más es injusto. Pues si en las riquezas injustas (es decir el dinero y los
bienes materiales) no fuisteis fieles, ¿Quién os confiará lo verdadero? Y si en
lo ajeno no fuisteis fieles ¿quién os dará lo que es vuestro? Ningún siervo
puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o
estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las
riquezas.”
Las palabras de Cristo
en el verso 10 dejan ver que él no aprobaba ni excusaba la deshonestidad o la
infidelidad. “Si una persona es digna de confianza en el manejo de cosas de
pequeña importancia, también puede confiarse con cosas de mayor importancia” Lo muy poco se refiere a los bienes
de este mundo, lo mucho o lo más indica lo espiritual y eterno, es decir, lo
celestial. Las riquezas injustas se relacionan con el dinero y las posesiones
terrenas, mientras que lo verdadero se refiere a lo que permanece por siempre,
es decir, lo celestial.
La aplicación que Jesús hace es la siguiente: Si nosotros como mayordomos de los recursos materiales que nos ha dado el Señor no somos fieles en utilizarlos para la extensión del reino de Dios, sino que los malgastamos en nuestros deleites y lujos, entonces tampoco seremos fieles en utilizar de manera productiva los dones que el Señor nos ha dado, y mucho menos recibiremos premios en la eternidad. “Si no hacemos buen uso de los dones comunes de la Providencia, ¿Cómo haremos buen uso de los dones de la gracia? Nuestra infidelidad en el uso de lo ordinario, donde incluso los mundanos pueden portarse correctamente nos incapacita para recibir del Señor gracias copiosas que nos otorgarían amplia entrada en el reino eterno. Quien sirve a Dios y al prójimo con el dinero de su bolsillo, es seguro que le servirá con la piedad del corazón; pero quien entierra el talento de la generosidad también enterrará los cinco talentos de la espiritualidad. Por otra parte, sino somos fieles en las riquezas injustas y pasajeras; es decir, falsas, ¿cómo seremos fieles en las riquezas espirituales, que son lo verdadero?
La aplicación que Jesús hace es la siguiente: Si nosotros como mayordomos de los recursos materiales que nos ha dado el Señor no somos fieles en utilizarlos para la extensión del reino de Dios, sino que los malgastamos en nuestros deleites y lujos, entonces tampoco seremos fieles en utilizar de manera productiva los dones que el Señor nos ha dado, y mucho menos recibiremos premios en la eternidad. “Si no hacemos buen uso de los dones comunes de la Providencia, ¿Cómo haremos buen uso de los dones de la gracia? Nuestra infidelidad en el uso de lo ordinario, donde incluso los mundanos pueden portarse correctamente nos incapacita para recibir del Señor gracias copiosas que nos otorgarían amplia entrada en el reino eterno. Quien sirve a Dios y al prójimo con el dinero de su bolsillo, es seguro que le servirá con la piedad del corazón; pero quien entierra el talento de la generosidad también enterrará los cinco talentos de la espiritualidad. Por otra parte, sino somos fieles en las riquezas injustas y pasajeras; es decir, falsas, ¿cómo seremos fieles en las riquezas espirituales, que son lo verdadero?
Los creyentes podemos ser malos administradores de los
recursos que nos da el Señor, especialmente cuando nos apegamos a las cosas
materiales que son de este mundo, como si ellas fueran lo mas importante, o el
propósito por el cual Dios nos ha puesto en este planeta, es por eso que al
apóstol Pablo nos advierte “Si pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las
cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira
en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra
vida está escondida con Cristo en Dios.” Col. 3:1-3. Muchas personas han caído
en grandes pecados y descuidos de lo verdadero y eterno por afanarse en
acumular lujos y comodidades materiales, de allí que nuevamente el apóstol
Pablo nos diga “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento;
porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que,
teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren
enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas
que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los
males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la
fe, y fueron traspasados de muchos dolores”. 1 Timoteo 6:6-10.
(fuente:caractercristiano.org)
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