Parábola de la viuda y el juez injusto
18 También
les refirió Jesús una
parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar,
2 diciendo:
Había
en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre.
3 Había
también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme
justicia de mi adversario.
4 Y
él no quiso por algún tiempo;
pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre,
pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre,
5 sin embargo, porque esta viuda me es
molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la
paciencia.
6 Y
dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto.
7 ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus
escogidos, que claman a él día y noche?
¿Se tardará en responderles?
¿Se tardará en responderles?
8 Os digo que pronto les hará justicia.
Pero
cuando venga el Hijo del Hombre,
¿hallará fe en la tierra?